EL PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD PARA PERÚ

 


Autor: María José Bermúdez Rojas

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El deporte tiene una capacidad de emocionarnos a límites inimaginables, muchas investigaciones demuestran cómo el sentir fanático puede nublar el pensamiento y hacernos actuar desde la emoción sin evaluar las consecuencias. Pero, al respecto el Estado y sus entes son en principio los garantes de servir a mantener las reglas del juego fuera de la violencia, tal cual un árbitro. Lo que pasa en Perú con los venezolanos y sus atletas se ha convertido en un acto de arbitrariedad sin fundamentos. En el Derecho Internacional hay algo llamado “Principio de Reciprocidad”, que se refiere a que “las garantía, beneficios y sanciones que un Estado otorga a los ciudadanos o personas jurídicas de otro Estado, deben ser retribuidos por la contraparte de la misma forma”. Hoy me preguntaba ¿qué tan viable y hasta qué punto esto es posible? Es decir, ¿hay limitaciones para cumplir el principio de reciprocidad? 



Hoy, mientras veía las noticias sobre: 1. cómo el Estado del Perú decidió hacer control migratorio de una cita deportiva en muestra evidente de un acto xenofóbico; 2. cómo los pseudo presentadores deportivos de la televisión peruana vejaron a la mujer venezolana: 3. cómo un policía anti-motín lesionó a uno de nuestros atletas; y, 4. la guinda del pastel: no permitir que el avión de NUESTRA VINOTINTO no pueda cargar combustible para salir del país. Todas acciones en escalada de violencia simbólica  y evidente… Pero, para pelear se necesitan dos y las autoridades venezolanas no pudieron seguir pasando por alto como el Estado peruano se limpia el trasero con los principios, ética y valores del deporte y el Derecho Internacional que a la ONU y a los organismos multilaterales les encanta recitar aunque para la comunidad internacional desde hace años los venezolanos somos una excepción a la regla, es decir, nosotros podemos seguir en la sala de espera junto a los haitianos, nicaragüenses, afganos, palestinos, entre otros, para ser atendidos por casos de violación de los famosos Derechos Humanos.



Así, la Comunidad Internacional le hace el favor a las autoridades internacionales deportivas en una especie de deshumanización sistemática del deporte venezolano, y es que (como pasa en todas las disciplinas deportivas) cuando él, la o los vulnerados son atletas venezolanos: NO DICEN NADA. Por ello, nosotros hasta hemos normalizado la ausencia de un pronunciamiento y de acciones concretas de los organismos que rigen el deporte mundial ante hechos de esta magnitud que incluyen: no dar visas para eventos deportivos, retener atletas en aeropuertos y pare usted de contar. Sin embargo, no perdemos el optimismo de que en esta situación la CONMEBOL o la FIFA se dignen a mostrar dignidad.



Pero, ¿Es posible que los venezolanos seamos recíprocos con los peruanos? No lo sé, creo que las autoridades venezolanas no caerían en un absurdo como el control migratorio en una cita deportiva, creo que los presentadores venezolanos son unos caballeros y no tendrían nada que decir sobre las peruanas, no me imagino a un policía venezolano zarandeando a un atleta (más bien creo que le pediría una selfie) y por último, con todas y nuestras dificultades somos tan generosos que a parte de haberles concedido la Libertad también podríamos regalarles el combustible de retorno para el avión de su selección de fútbol. 


En efecto, hay principios de reciprocidad que son fáciles de ejercer, pero, hay muchas cosas que no somos los venezolanos y eso incluye: ni xenófobos ni racistas; y, nuestra mejor resistencia es nunca convertirnos en algo parecido. Más allá de los hechos los venezolanos nos aferramos al deporte que describe Nelson Mandela, como aquel que “... Tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales.” y los actos de ningún Estado harán que esto pueda cambiar. “VIVA VENEZUELA CARAJO”

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